Enclavado en la ciudad musical de Colombia se encuentra el epicentro ajedrecístico de la región en un edificio de tres pisos al lado de catedral primada de la ciudad de Ibagué y diagonal a la gobernación del departamento del Tolima en la Cra. 3ª No. 10-37 donde se encuentran las siguientes instituciones:

CLUB DE AJEDREZ EL REY
ESCUELA DE FORMACIÓN DEPORTIVA CUADRANTE MÁGICO "JOSÉ IGNACIO RENGIFO ESCOBAR"


En la infraestructura se desarrollan juegos de cartas (Brige, King, damas, go …) contamos con una sala de alto rendimiento para trabajo de nuestros alumnos y una galería de arte. Tel. (057) Cod. País (8) Cod. área 261 3216. joseignaciorengifoe@live.com

martes, 31 de marzo de 2009

LA FIESTA DEL AJEDREZ SIGUÉ

El siguiente es un artículo publicado en el diario el tiempo con relación a nuestras actividades:

Terminó fiesta de Ajedrez en Ibagué

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Foto: Juan Manuel Vargas/Tolima 7 días

El tablero de ajedrez Gran Maestro Universal 10-10 se robó ayer el show en la Plaza Bolívar de Ibagué.

Un tablero gigante de cuatro metros cuadrados, que en vez de 64 cuadros, tenía 100, y en vez de 32 fichas, tenia 40 se robó todas las miradas.

El evento fue organizado por la academia tolimense El Rey. Era inevitable pasar por la Plaza Bolívar sin detenerse para apreciar el juego Gran Maestro Universal 10-10.

Por eso, durante la exposición, unas 600 personas cambiaron su destino por unos minutos, para apreciar la novedad del deporte ciencia en pleno centro de la ciudad de Ibagué.

Las fichas alcanzaban una altura de 65 centímetros y para poder moverlas, cada jugador además de pensar, debía agacharse y caminar sobre el tablero en cada jugada.

Fuera del tamaño, el novedoso juego tenía un ingrediente adicional al tradicional, y era la presencia de una nueva ficha denominada La Doncella, que tiene el mismo desplazamiento de La Reina, pero a la hora de capturar lo puede hacer de la misma forma que El Caballo.

Las fichas blancas y negras desaparecieron, fueron cambiadas por verdes y amarillas en honor a los colores de la bandera de Ibagué, manifestó su inventor José María Merchán.

Aficionados y expertos no se aguantaron las ganas de poner a prueba sus habilidades en el tablero gigante y jugaron varias partidas de ajedrez con un tiempo aproximado de una hora por pareja.

La jornada se cerró con una gran simultánea de ajedrez que contó con la presencia del campeón universitario Juan Camilo Lombana y los campeones intercolegiados Luis Fernando Corredor y Edgar Fabián Rivera. 40 tableros recibieron a 50 aficionados en el café Monteblanco.

"El balance es muy satisfactorio por la respuesta de la gente. El ajedrez es cultura y nos dimos cuenta que cuando se crean los espacios las personas responden de manera positiva".señaló José Ignacio Rengifo organizador del evento y presidente de la academia tolimense de ajedrez El Rey.

Y agregó: "Hay que buscar y crear alternativas para que estas actividades se repitan constantemente en Ibagué".

lunes, 30 de marzo de 2009

LA ORACIÓN Y EL AJEDREZ











No sé en qué momento de la historia se cruzaron pero tienen procesos similares: En el ajedrez uno empieza aturdido por los diferentes movimientos de reyes, damas, torres, caballos, alfiles y peones y de su rutina। A medida que vamos jugando el ajedrez se nos abre y muestra su fascinante mundo; la oración ejemplo el santo rosario, al principio la cadencia de su repetición pareciera cansarnos pero luego de repetir constantemente y de ir pensando en estos misterios vamos descubriendo sus mecanismos y encontrando una gran paz y tranquilidad espiritual en nuestras vidas।





JOSE IGNACIO RENGIFO ESCOBAR

LAS 50 REGLAS DEL AJEDREZ INFANTIL

Como homenaje póstumo el club de ajedrez el rey de Ibagué - Colombia pública el presente artículo, su autor Jorge Laplaza, también lo puedes encontrar en su pagina http://www.laplaza.org.ar/


Estas 50 reglas son consejos que te servirán no solo durante el aprendizaje escolar del ajedrez sino para toda la vida. Los junte de tantas experiencias con chicos inteligentes durante años. Los que se las aprenden bien y las sacan a relucir en todas sus partidas para sacar de cada una el mayor provecho posible. Recuérdalas lo más que puedas.

Del reglamento:


1 Si toco una pieza la tengo que mover. (Se dice “pieza tocada, pieza movida”).
2 Al poner el tablero, el rincón derecho debe ser blanco.
3 La dama blanca empieza en casilla blanca y la negra en color negro.
4 El peón puede coronar dama, torre, caballo o alfil.
5 La única pieza que no puede volver atrás es el peón.
6 El caballo es el único que salta.
7 El peón puede comer al paso, pero si no lo hace en ese momento, después ya no se puede.
8 No se puede hacer el enroque si moví la torre o el rey.
9 No se puede hacer el enroque si el rey está en jaque.
10 No se puede hacer el enroque si el rey, al ir a la casilla que le corresponde, pasa por jaque.
11 Si pasan 50 jugadas seguidas de cada jugador y no hay movidas de peones o capturas, es tablas.
12 Es tablas si se repite 3 veces la misma posición.
13 Es tablas si se demuestra que uno va a dar jaque perpetuo (todas las jugadas).

Para jugar torneos:

14 Para jugar un torneo debo estar descansado, concentrado desde algún tiempo antes, no haber comido demasiado ni muy poco y, si estudio jugadas, no repasarlas a último momento pues se me confundirán. Además me siento discretamente alegre, para nada nervioso y muy confiado en mí mismo.
15 Estudio y practico las aperturas más conocidas: con blancas la Ruy López o la Italiana, con Negras la Siciliana, la Francesa o el Peón de Rey.
16 Trato de jugar con rivales más fuertes para aprender.
17 No me desespero por ganar y menos por perder.
18 Es preferible estudiar y aprender antes que sólo jugar.
19 Trato de estar muy atento toda la partida.
20 Pienso que mi rival hará siempre la mejor jugada.

Al principio:

21 Tengo que poner 2 peones en el centro.
22 Saco los caballos antes que los alfiles.
23 Hago el enroque lo más rápido posible.
24 No saco la dama demasiado temprano.
25 Muevo una vez cada pieza.

Después de la apertura:

26 Avanzo un peón del centro bien protegido, para atacar.
27 No muevo los peones que rodean mi rey enrocado.
28 Cambio un peón por otro para despejar una columna.
29 Pongo una torre en la columna abierta.
30 Muevo la dama detrás de las demás piezas.
31 Todas las piezas se dirigen hacia el centro.
32 Busco amenazar piezas contrarias de mayor valor que las mías.
33 Observo bien la posición para encontrar piezas rivales sin defender.
34 Trato de atacar con una mía a dos contrarias.
35 Hago clavadas inmovilizando a piezas contrarias.
36 Cuido de tener los peones que se pueden llegar a defender entre sí.

En el final:

37 Cambio piezas si tengo claras ventajas (por ejemplo una pieza de más).
38 No cambio las damas si estoy perdiendo.
39 No es necesario comerle todo al otro. Podría ahogarlo.
40 Lo importante es dar mate al rival.
41 Con la torre y mi rey doy mate al rey contrario cuando lo arrincono contra el borde del tablero, enfrentado a mi rey con el otro.
42 Con la dama sola contra el rey contrario, para arrinconarlo voy poniendo la dama a salto de caballo hasta que le dejo sólo dos casillas en el rincón. Luego traigo el rey.
43 Siempre busco coronar una dama, mirando los peones pasados (que no tienen uno contrario delante ni a los costados).
44 Rey y caballo o rey y alfil no ganan contra rey sólo.
45 En los finales de peones los reyes son los principales atacantes. Tienen que ir rápido al centro.
46 Los finales de peones son los más sencillos para ganar si tengo ventajas.
47 Los finales con torres son los más difíciles de ganar.
48 Tres peones le ganan a un alfil si están unidos. Y dos le pueden ganar a una torre si llegan a la 6 fila juntos.

Para todas las situaciones:

49 Trato de que el ajedrez me enseñe formas de pensar y de mejorar intelectualmente. Por eso participo de las actividades aún sino me gusta jugar o competir.
50 El mejor juez que me puede decir si estoy progresando soy yo mismo y por eso, con las partidas aprendo a autoevaluarme.

EL AJEDREZ, UN DEPORTE?

Podríamos concluir que el hecho de luchar por una victoria al dar el jaque mate al Rey contrario, lo constituye en deporte; pero qué porcentaje hace que realmente lo tildemos de esta manera?.

El ajedrez para practicarlo en forma avanzada se constituye más en una disciplina académica, sustentada en las pedagogías más desarrolladas del mundo; en un conocimiento intrínseco del pensamiento y la psicología humana, entonces hasta dónde es deporte?. Pienso que definitivamente estamos más cerca de la intelectualidad, la ciencia y el arte. Históricamente nos sentimos los ajedrecistas más atraídos por las matemáticas. Literatura, filosofía, arte, música y la ciencia que por otras prácticas. Imaginemos el ajedrez como materia en el departamento de matemáticas, filosofía o literatura de colegios y universidades, percibamos la organización ajedrecística liderada en los ministerios, secretarias de educación, en los institutos de cultura municipales o departamentales.

Creo que eso sería lo más indicado y provechoso para todos; y es una de las razones más poderosas para explicar la poca empatía entre autoridades deportivas y los ajedrecistas. Estas reflexiones no son mediáticas, sino a futuro, pues implicarían grandes esfuerzos políticos, jurídicos y administrativos en el componente legislativo, deportivo, educacional y cultural.


JOSE IGNACIO RENGIFO ESCOBAR

HISTORIA DEL AJEDREZ



Yo, MALBA TAHAN dedico estas páginas, sin valor, de leyenda y fantasía, en BAGDAD, a 19 lunas de Ramadan de 1321.

Se dice que vivió en la India uno de los monarcas más ricos y generosos de su tiempo llamado Rey Ladava, debido a la guerra se vio el hombre bueno y generoso en obligación de tomar la espada para repeler un insólito y brutal ataque del aventurero Varangul, que se decía príncipe de Calián. En la batalla su querido hijo Adjamir terminó con el pecho atravesado por certera flecha, siendo su acción definitiva para la victoria, el dolor que la pérdida de su hijo causó en el monarca fue tanto que suspendió las festividades para celebración de la victoria y encerrado en sus habitaciones sólo salía para atender casos de extremada urgencia que requerían su presencia.

Con el correr de los días en lugar de apagarse los recuerdos de la penosa campaña, más se agravaban la angustia y la tristeza, que, desde entonces oprimían el corazón del Rey. ¿De que le podrían servir, en verdad, los ricos palacios, los elefantes de guerra, los tesoros inmensos, si ya no vivía a su lado aquel que fuera siempre la razón de su existencia? ¿Qué valor podrían tener, a los ojos de un padre inconsolable, las riquezas materiales, que no borrarían nunca el recuerdo del hijo desaparecido?

El infeliz monarca pasaba largas horas trazando, sobre una gran caja de arena, las diversas maniobras de las tropas de asalto, una vez completo el cuadro de los combatientes, con todos los detalles que pudiera evocar, borraba el rey todo y comenzaba una y otra vez, una batalla que se reproducía indefinidamente, desgraciado monarca, murmuraban los sacerdotes, apenados, procede con un sudra (esclavo), a quien Dios privó del uso de la razón! Sólo Dhanoutara (Diosa), poderosa y clemente, podrá salvarlo.

Y los bracmanes elevaban oraciones, quemaban raíces aromáticas, imploraban a la diosa clemente patrona de los enfermos, que amparase al soberano de Taligana.

Un día, finalmente, fue informado el rey de que un joven pobre y modesto solicitaba una audiencia que venía pidiendo desde hacía algún tiempo. Como estuviese en ese momento en buena disposición de ánimo, ordenó el rey que llevasen al desconocido a su presencia.

Conducido a la gran sala del trono, fue interpelado el joven, como lo exigía la costumbre, por uno de los visires del rey. ¿Quién eres, de dónde vienes y qué deseas de aquel que, por la voluntad de Vichnú, es rey y señor de Taligana?
Mi nombre –respondió el joven- es Lahur Sessa y vengo de la aldea de Mahir que está a treinta días de marcha de esta bella ciudad.

Al recinto en que vivía llegó la noticia de que nuestro bondadoso rey arrastraba los días, en medio de profunda tristeza, amargado por la ausencia del hijo que le robara la guerra, pensé, en inventar un juego que pudiera distraerlo y abrir en su corazón las puertas a nuevas alegrías. Es este el insignificante obsequio que deseo, en este momento ofrecer a nuestro rey ladava.

Lo que Sessa traía al rey ladava consistía en un gran tablero cuadrado, dividido en 64 cuadritos iguales; sobre este tablero se colocaban dos colecciones de piezas, que se distinguían unas de otras por el color, blancas y negras, repitiendo simétricamente los motivos y subordinadas a reglas que permitían de varios modos su movimiento.

Sessa explicó con paciencia al rey, a los visires y cortesanos que rodeaban al monarca en qué consistía el juego, enseñándole las reglas esenciales:


Cada jugador dispone de 16 piezas, ocho (8) piezas pequeñitas llamadas peones, dos (2) torres (en representación de los elefantes), dos (2) caballos, en representación de la caballería, que pueden saltar como corceles, sobre las otras, también dos (2) alfiles (en representación de los visires que eran nobles y de prestigio), otra pieza, dotada de amplios movimientos más eficiente y poderosa que las demás representaba la reina. Completa la colección una pieza que poco vale, pero que amparada por las otras se torna muy fuerte: es el rey. En pocas horas el rey aprendió las reglas del juego, Sessa de vez en cuando, intervenía respetuoso, para aclarar una duda o sugerir un nuevo ataque o defensa, en determinado momento el rey hizo notar que la partida parecía reproducir la batalla de Datsina.




Observad dijo el inteligente inventor, que para conseguir la victoria es imprescindible el sacrificio de este alfil.

E indicó precisamente la pieza que el rey ladava, en el desarrollo del juego pusiera gran empeño en defender y conservar.

El juicioso Sessa demostraba, de ese modo, que el sacrificio de su hijo había sido indispensable para obtener la victoria sobre Varangul.

Al oír tales palabras exclamó el rey ladava sin ocultar su entusiasmo:

- No creí nunca, que el ingenio humano pudiera producir maravillas como este juego, tan interesante al para que instructivo. Moviendo estas simples piezas aprendí que un rey nada vale sin el auxilio y la dedicación constante de sus súbditos.
Y dirigiéndose al joven inventor le dijo: Pide lo que desees para que yo pueda demostrar, una vez más, cómo soy de agradecido con aquellos que son dignos de una recompensa.

Rey poderoso – recriminó el joven con suavidad y altivez -. No deseo, por el presente que hoy os traje, otra recompensa que la satisfacción de haber proporcionado al señor de Taligana una pasatiempo agradable para aligerar el paso de las horas alargadas por agobiadora melancolía. Yo estoy, por lo tanto, sobradamente recompensado, y toda otra paga sería excesiva.

Me causa asombro tanto desamor y desdén por las cosas materiales, joven. La modestia, cuando es excesiva, es como el viento que apaga la antorcha, dejando al viandante en las tinieblas de una noche interminable, exijo, por tanto, que escojas sin demora una recompensa digna de tu valioso regalo, quieres una bolsa llena de oro, o un arca llena de joyas. Aguardo tu respuesta, ya que mi palabra está ligada a una promesa.

No admitir vuestro ofrecimiento más que descortesía sería desobediencia al rey. Voy pues, a aceptar por el juego que inventé una recompensa, no deseo, sin embargo, ni oro, ni tierras, ni palacios. Deseo mi recompensa en granos de trigo.

¡Granos de trigo! Exclamó el rey. ¿Cómo podré pagarte con tan insignificante moneda?

Nada más simple –declaró Sessa. Dadme un grano de trigo por la primera casilla, dos por la segunda, cuatro por la tercera, ocho por la cuarta, y así duplicando sucesivamente, hasta la sexagésima cuarta y última casilla del tablero. Ruego a vos, rey generoso, que de acuerdo con vuestra magnífica oferta, ordenes el pago en granos de trigo y así como lo indiqué.

Insensato –declaró el rey- ¿Dónde aprendiste tan grande indiferencia por la fortuna? La recompensa que me pides es ridícula y no alcanzaría ni para distraer unos días el hambre del último paria de mi reino. En fin, ya que mi palabra fue empeñada, ordenaré que mi pago se haga inmediatamente conforme a tu deseo.

Mandó llamar el rey a los algebristas más hábiles de la corte y les ordenó calculasen la porción de trigo que Sessa pretendía. Al cabo de algunas horas de profundos estudios, volvieron al salón para hacer conocer al rey el resultado de sus cálculos.

Rey magnánimo –declaró el más sabio de los geómetras-: calculamos el número de granos de trigo que constituirá la recompensa elegida por Sessa, y obtuvimos un número cuya magnitud es inconcebible para la imaginación humana (18.446.744.073.709.551.615). Hallamos enseguida, y con la mayor exactitud a cuantas “Ceiras” (unidad de capacidad y peso usada en la India) correspondía ese número total de granos y llegamos a la siguiente conclusión: la cantidad de trigo que debe entregarse a Lahur Sessa equivale a una montaña que teniendo por base la ciudad de Taligana, fuese cien veces más alta que el Himalaya. La India entera sembrados todos sus campos y destruidas todas sus ciudades, no produciría en un siglo la cantidad de trigo que, por vuestra promesa, debe entregarse al joven Sessa.

El soberano Indú se veía, por primera vez, en la imposibilidad de cumplir una promesa. Lahur Sessa como buen súbdito no quiso dejar afligido a su monarca y públicamente renunció a lo que había pedido, y prosiguió:

¿Medita? Oh, rey sobre la gran verdad que los hombres prudente tantas veces repiten: los hombres más precavidos, eluden no sólo la apariencia engañosa de los números sino también la falsa modestia de los ambiciosos. Infeliz de aquel que toma sobre sus hombros los compromisos de honor por una deuda cuya magnitud no puede valorar por sus propios medios, más previsor es el que mucho pondera y poco promete.

Encantado quedó el califa Al-Motacen cuando Beremis terminó la singular historia del juego de Ajedrez. Llamó al jefe de sus escribas y ordenó que la leyenda de Sessa fuese escrita en hojas especiales de pergamino y conservada en hermoso cofre de plata.



(Extractada del Libro de Malba Tahan
“El hombre que calculaba”)

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